SIN DIVÁN
José Antonio Marina |
Luis Rojas Marcos |
Es sin duda así cuando un filósofo, dado, como en otro momento demostraré, a ideológicas propuestas pedagógicas, y cuando un psiquiatra, que yo sepa no liberado de recetar Haloperidol y Sinogán, por ejemplo, se dan la mano para prescribir la sonrisa como remedio para todo malestar. Y ocurre de ese modo sin que los protagonistas de tan lisonjera recomendación se rían –quizá habría que decir sin que se sonrojen- de los perniciosos efectos que su recomendación puede tener en las personas que sufren un trastorno psíquico, y, por supuesto, sin advertir la ofensa que perpetran contra la clínica, la epistemología y aun contra la ética.
Una fútil recomendación
Que la recomendación de sonreír proceda de personas con más de
cincuenta años de experiencia en el ámbito de la cultura y en la clínica
–quiero pensar que por tener una cultura para nada recomendable- no
dice, por otra parte, nada a favor de los medios, más incluso por la
ausencia de contrapunto, que se hacen eco de esas recomendaciones que,
por lo bajo, cabe calificar de triviales.
De la ignorancia y/o ideología
Quien le habrá dicho que a la periodista Celeste López que «El filósofo cree que el ser humano tiene una tendencia «extraña» a lamentarse porque algo le falta y, luego, porque lo ha perdido, olvidándose por completo del momento en que lo tiene.» Y es que esto es así por ser la definición misma del deseo humano, un deseo que vive de la insatisfacción, o sea, que su existencia, la del deseo, tiene por condición de que nunca encuentre el objeto que lo satisfaría plenamente. Lo que no nombra la periodista es la autoría de este esencial descubrimiento, o sea, elude nombrar a Freud –quien sabe si por ignorancia o ideología, o por ambas cosas-.
Todo termina con un pueril y sórdido argumento
La periodista comenta que José Antonio Marina y Luis Rojas Marcos creen, «que la sociedad española está perdiendo la sonrisa porque «el pesimismo tiene un prestigio intelectual que no se merece». Y sin embargo ha sido gracias a la gente positiva y optimista que España ha avanzado: «Gracias a ellos se consiguió el voto femenino, se consiguieron las vacaciones pagadas... Los grandes avances se deben a esas personas, no a las personas pesimistas.»
José Miguel Pueyo
Granada, 06/10/2013
De la ignorancia y/o ideología
Quien le habrá dicho que a la periodista Celeste López que «El filósofo cree que el ser humano tiene una tendencia «extraña» a lamentarse porque algo le falta y, luego, porque lo ha perdido, olvidándose por completo del momento en que lo tiene.» Y es que esto es así por ser la definición misma del deseo humano, un deseo que vive de la insatisfacción, o sea, que su existencia, la del deseo, tiene por condición de que nunca encuentre el objeto que lo satisfaría plenamente. Lo que no nombra la periodista es la autoría de este esencial descubrimiento, o sea, elude nombrar a Freud –quien sabe si por ignorancia o ideología, o por ambas cosas-.
Todo termina con un pueril y sórdido argumento
La periodista comenta que José Antonio Marina y Luis Rojas Marcos creen, «que la sociedad española está perdiendo la sonrisa porque «el pesimismo tiene un prestigio intelectual que no se merece». Y sin embargo ha sido gracias a la gente positiva y optimista que España ha avanzado: «Gracias a ellos se consiguió el voto femenino, se consiguieron las vacaciones pagadas... Los grandes avances se deben a esas personas, no a las personas pesimistas.»
José Miguel Pueyo
Granada, 06/10/2013
En busca de la sonrisa perdida
José Antonio Marina y Luis Rojas Marcos abogan por la cultura de la risa como elemento de bienestar.
José Antonio Marina y Luis Rojas Marcos abogan por la cultura de la risa como elemento de bienestar.
La Vanguardia. Tendencia. 04/10/2013
Sonreír es, con toda probabilidad, uno de los regalos más gratificantes y que encima no cuestan dinero. Entonces, ¿por qué no sonreímos más? ¿Por qué cada vez cuesta más ver una persona esbozando esa mueca que ilumina su cara y que provoca la simpatía del que la ve? ¿Cuándo abandonó la risa la mayoría de los rostros de los españoles?... A algunas de estas preguntas intentaron buscar respuesta el filósofo José Antonio Marina y el psiquiatra Luis Rojas Marcos en la charla que mantuvieron ayer en la Casa de América de Madrid en la jornada La importancia de la sonrisa, promovida por Danone, con motivo del día mundial de la Sonrisa que se celebra desde 1999 el primer viernes de octubre y que tiene hoy lugar.
El filósofo cree que el ser humano tiene una tendencia «extraña» a lamentarse porque algo le falta y, luego, porque lo ha perdido, olvidándose por completo del momento en que lo tiene. Cree, además, que la sociedad española está perdiendo la sonrisa porque «el pesimismo tiene un prestigio intelectual que no se merece». Y sin embargo ha sido gracias a la gente positiva y optimista que España ha avanzado: «Gracias a ellos se consiguió el voto femenino, se consiguieron las vacaciones pagadas... Los grandes avances se deben a esas personas, no a las personas pesimistas.»
¿Y las respuestas del psiquiatra? Andaluz afincado desde hace décadas en Estados Unidos, cree que en España se ha penalizado la risa, mientras que en tierras americanas se glorifica. «Tú no puedes ir a una entrevista de trabajo y decir algo así como que soy una persona realista... ¡Ni se te ocurra! Hay que decir siempre soy positiva y sonrío». Rojas Marcos no cree, sin embargo, que los americanos sean más felices que los españoles, pero «es verdad que la positividad allí se valora y, en cambio, aquí no está bien vista.»
¿Por qué en España se califica de ingenua a la persona que esboza una sonrisa y revela su optimismo? Para Marina esto tiene que ver, entre otras cosas, con el cambio demográfico. Cuando la gente abandonó el campo para irse a la ciudad, eso supuso un componente de estrés y prisas que difícilmente se compaginan con la sonrisa. «Hemos perdido la cordialidad», señala José Antonio Marina, quien aboga por fomentar «la cultura de la sonrisa» como antídoto de una sociedad en permanente tensión.
El doctor Rojas Marcos animó a modificar la tendencia al pesimismo que impera en la sociedad. «No es fácil, pero se puede hacer», mientras recuerda el caso de un paciente que, tras un infarto, pidió ayuda al psiquiatra porque había leído que las personas que sonreían tenían más posibilidades de evitar un nuevo infarto. Y es cierto, dice, porque «fortifica nuestro sistema inmunitario, fomenta en nosotros estados emocionales saludables y estimula las relaciones gratificantes con los demás. ¿Se puede pedir más?». Creo que no.
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Marcos y José Antonio Marina hablan sobre la importancia de sonreír
Luis Rojas Marcos y José Antonio Marina debaten sobre la importancia de la sonrisa en la mesa redonda promovida por Danone en Casa América con motivo del “Día Mundial de la Sonrisa”. Una oportunidad para entender el gran potencial que esconde un pequeño gesto con enormes beneficios para la salud.
El País. EFE. 4 OCT 2013
Sonreír fortalece el sistema inmunitario, fomenta estados emocionales saludables y estimula las relaciones sociales, según ha asegurado el doctor Luis Rojas Marcos durante la jornada La importancia de la sonrisa, promovida por Danone.
Este acto se ha organizado con motivo del Día Mundial de la Sonrisa, que se celebra desde 1999 el primer viernes de cada mes de octubre, y ha contado con la participación de más de 230 asistentes entre los que se encontraban el filósofo José Antonio Marina.
«Existe una conexión fisiológica de doble dirección entre las emociones y los gestos faciales. Hoy sabemos con certeza que la sonrisa puede ser tanto el resultado como la causa de reacciones químicas en el cerebro que producen emociones positivas», ha comentado Rojas Marcos.
Y es que, ha proseguido, las personas no sólo exteriorizan su estado de ánimo con la sonrisa sino que, también, la sonrisa termina por producir sentimientos positivos. «Sonreímos porque estamos alegres y estamos alegres porque sonreímos», ha apostillado.
Por su parte, Marina ha explicado que la sonrisa es un signo «expresivo» de bienestar que fomenta la sociabilidad y favorece la comunicación entre las personas. «Es uno de los pocos gestos que es común a todas las culturas. La cultura de la sonrisa podría ser un buen antídoto para una sociedad en tensión como la actual, en la que las relaciones se han endurecido por el ajetreado ritmo de vida, el estrés y las dificultades cotidianas», ha señalado para zanjar recordando que «existe una correlación entre la frecuencia de la sonrisa y la salud de las personas.»