In Memoria de Zygmunt Bauman.
(Un sociólogo más entre los que han hablado de
la postmodernidad)
Las opiniones vertidas sobre la figura y la obra
del sociólogo Zygmunt Bauman (Poznań, Polonia, 19 de noviembre de 1925-Leeds,
Reino Unido, 9 de enero de 2017), más incluso tras el deceso de este conocido
sociólogo, aconsejan presentar algunas cuestiones al respecto.
¿Cuánto corresponde a su éxito mediático el
hecho de haber sido, como el psicólogo Víctor Frank y otras muchos
intelectuales, un superviviente de los campos de concentración ideados por
Adolf Hitler, y por el acontecimiento también de que, allá por el año 1968,
siendo docente en la Universidad de Varsovia, tuviera que exiliarse por la campaña
antisemita que sufrió Polonia, motivo por el cual lo acogieron en la
Universidad de Tel Aviv, donde fue profesor hasta 1970?, ¿de qué modo su
celebridad responde a algunas de las características fenomenológicas que
describió de la época que le tocó vivir?, o ¿qué papel ha representado el
neoliberalismo posmoderno en su éxito editorial?
Zygmunt Bauman |
Estas cuestiones sin duda servirían para leer a
este sociólogo, filósofo y ensayista polaco de origen judío, que se dio a
conocer con «Modernidad líquida», en las postrimerías del siglo pasado, y que
compartió con, el también sociólogo, Alain Touraine, el Premio Príncipe de
Asturias de Comunicación y Humanidades 2010, desde posiciones no ideológicas y,
por ende, determinadas por el marketing postmoderno.
De un psicoanalista se espera que, cuando emite
un juicio-análisis sobre un síntoma, ya sea individual, social, cultural o
político, se rija por criterios epistemológicos y, por lo mismo, que dé a
conocer su estructura y desvele así el deseo que lo determina. En otras palabras,
que en virtud del conocimiento que brinda la experiencia clínica, ofrezca una
novedosa y original lectura de la realidad en tanto que apunta a lo Real, pues
siendo lo Real imposible, sólo podemos bordearlo. La lectura psicoanalítica,
empero, da luz al goce en el que se fundamenta la ideología que caracteriza a
los discursos convencionales.
Es dable pensar que Bauman tampoco advirtió el
papel que representaba en su éxito mediático aquello que él denunciaba. Todo
indica que le pasó por alto, entre otras cuestiones igualmente destacables, a
qué da luz el pseudo discurso capitalista, ya sea neoliberal o marxista, y qué
lugar ocupa el sujeto en ese discurso, que conocemos gracias a la
matematización del mismo que hizo el eminente psicoanalista parisino, el Dr.
Jacques Lacan. Estos aspectos no son ajenos a la deflación del operador mayor
de la realidad psíquica en la posmodernidad: la Función-del-Padre. El pseudo
discurso capitalista, presentado el año 1972 en la Universidad de Milán,
constituye una de las aportaciones de Lacan a la clínica psicoanalítica y a la
dilucidación de la sociedad contemporánea, una época, en fin, en la que sin excepción
nos constituimos en lo que somos los seres humanos.
Entre los días 10 y 14 de junio, Zigmunt Bauman
impartió el seminario Challenge of de Liquid-Modern Age (Desafío de la
era líquida-moderna), en la Sala de Graus del edificio de Sant Domènec, sede de
la Facultat de Letras de la UdG (Iniversitat de Girona). Éste
constó en 5 sesioness –Living in times of interregnum, Living in the era of
dasporization, Living in the era of digital culture, Living in a society of
consumers, Living with dreams, fears and hopes–, y el 11 de junio dio una
conferencia en el Auditorio del Centre Cultural La Mercè, en Girona, titulada Europe:
Birthday or Death Agony? (Europa:
¿Nacimiento o muerte agónica?), sobre los momentos transcendentales que
vivíamos en Europa. Pero nada dijo que no se supiera y, como preveíamos, nada
tampoco de lo que dijo permitió conocer sus ideas sobre el talante de los
europeos, las diferencias regionales, ni, menos aún, por qué hacemos lo que
hacemos, pensamos lo que pensamos y, en definitiva, deseamos lo que deseamos.
Lo que sí pudimos escuchar fueron sus triviales
ideas sobre la cultura, el capitalismo, las relaciones humanas, el amor, la
felicidad, la educación, la política, la historia, la libertad, la seguridad,
la tecnología e internet. Sirvan aquí como ejemplos algunas de sus metáforas y
aseveraciones ideológico-morales.
1º Cultura
«La cultura líquida moderna ya no siente que es
una cultura de aprendizaje y acumulación, como las culturas registradas en los
informes de historiadores y etnógrafos. A cambio, se nos aparece como una
cultura del desapego, de la discontinuidad y del olvido»,«La cultura de la
modernidad líquida ya no tiene un populacho que ilustrar y ennoblecer, sino
clientes que seducir», «Hoy la cultura no consiste en prohibiciones sino en
ofertas, no consiste en normas sino en propuestas. Tal como señaló antes
Bourdieu, hoy la cultura se ocupa de ofrecer tentaciones y establecer
atracciones, con seducción y señuelos en lugar de reglamentos, con relaciones
públicas en lugar de supervisión policial: produciendo, sembrando y plantando
nuevos deseos y necesidades en lugar de imponer el deber.»
2º. Capitalismo
«Todas las medidas emprendidas en nombre del
“rescate de la economía” se convierten, como tocadas por una varita mágica, en medidas
que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres»,«Además de
tratarse de una economía del exceso y los desechos, el consumismo es también, y
justamente por esa razón, una economía del engaño»,«En una palabra, el PIB lo
mide todo excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida», «Sospecho que
uno de los activos fundamentales del capitalismo se deriva del hecho de que la
imaginación de los economistas, incluyendo a sus críticos, está muy por detrás
de su propia inventiva, la arbitrariedad de su empresa y la crueldad de la
manera en que procede», «Nos han hecho esclavos del consumo, las tiendas, las
grandes superficies. La búsqueda de la felicidad equivale a ir de compras»,
«Además de tratarse de una economía del exceso y los desechos, el consumismo es
también, y justamente por esa razón, una economía del engaño. Apuesta a la
irracionalidad de los consumidores, y no a sus decisiones bien informadas
tomadas en frío; apuesta a despertar la emoción consumista, y no a cultivar la
razón.»
3º. Posmodernidad
«La cultura líquida moderna ya no siente que es
una cultura de aprendizaje y acumulación, como las culturas registradas en los
informes de historiadores y etnógrafos. A cambio, se nos aparece como una
cultura del desapego, de la discontinuidad y del olvido»,«Esa es la materia de
la que están hechos los sueños, y los cuentos de hadas, de una sociedad de
consumidores: transformarse en un producto deseable y deseado», «No hay
modernización (y, por tanto, tampoco forma de vida moderna) sin una masiva y
constante producción de basura, entre ella los individuos basura definidos como
excedentes», «Nos hallamos en una situación en la que, de modo constante, se
nos incentiva y predispone a actuar de manera egocéntrica y materialista»,
«Hemos olvidado el amor, la amistad, los sentimientos, el trabajo bien hecho.
Lo que se consume, lo que se compra “son solo sedantes morales que tranquilizan
tus escrúpulos éticos», «El progreso, en resumen, ha dejado de ser un discurso
que habla de mejorar la vida de todos para convertirse en un discurso de
supervivencia personal», «La modernidad líquida es una civilización de excesos,
redundancia, desperdicio y eliminación de desechos.»
4º. Relaciones humanas
«A diferencia de las relaciones reales, las
relaciones virtuales son fáciles de entrar y salir. Se ven elegantes y limpias,
se sienten fácil de conseguir, si se compara con la forma pesada, lenta y
desordenada de las relaciones reales», «Todo es más fácil en la vida virtual,
pero hemos perdido el arte de las relaciones sociales y la amistad», «Las
pandillas de amigos o las comunidades de vecinos no te aceptan porque sí, pero
ser miembro de un grupo en Facebook es facilísimo. Puedes tener más de 500
contactos sin moverte de casa, le das a un botón y ya está», «Ninguna clase de
conexión que pueda llenar el vacío dejado por los antiguos vínculos ausentes
tiene garantía de duración.»
5º. Amor
«El amor no encuentra su sentido en el ansia de
cosas ya hechas, completas y terminadas, sino en el impulso a participar en la
construcción de esas cosas.»
6º. Felicidad:
«Con nuestro culto a la satisfacción inmediata,
muchos de nosotros hemos perdido la capacidad de esperar», «La felicidad tiene
una superioridad», «Hay otras maneras de encontrar satisfacción, recetas para
la felicidad humana, disfrute, digna y significativa, la vida gratificante, que
el aumento del consumo que aumenta la producción.»
7º. Educación
«El invariable propósito de la educación era,
es, y siempre seguirá siendo, la preparación de estos jóvenes para la vida. Una
vida de acuerdo con la realidad en la que están destinados a entrar. Para estar
preparados, necesitan instrucción, conocimientos prácticos, concretos y de
inmediata aplicación, para usar la expresión de Tullio De Mauro. Y para ser
práctica, una enseñanza de calidad necesita propiciar y propagar la apertura de
la mente, y no su cerrazón.»
8º. Política
«El 15-M es emocional, le falta pensamiento»,
«El poder, en pocas palabras, es la capacidad de hacer las cosas, y la política
es la capacidad de decidir qué cosas se deben hacer.»
9º. Libertad y seguridad
«Son dos valores tremendamente difíciles de
conciliar. Si tienes más seguridad tienes que renunciar a cierta libertad, si
quieres más libertad tienes que renunciar a seguridad. Ese dilema va a
continuar para siempre. Hace 40 años creímos que había triunfado la libertad y
estábamos en una orgía consumista. Todo parecía posible mediante el crédito:
que quieres una casa, un coche… ya lo pagarás después. Ha sido un despertar muy
amargo el de 2008, cuando se acabó el crédito fácil. La catástrofe que vino, el
colapso social, fue para la clase media, que fue arrastrada rápidamente a lo
que llamamos precariado.»
10º. Tecnología
«Los teléfonos móviles ayudan a estar conectados
a los que están a distancia. Los teléfonos móviles permiten a los que se
conectan… mantenerse a distancia»
11º. Internet
«La vida social ya se ha transformado en una vida
electrónica o cibervida»,«Las redes sociales son una trampa», «Todo es más
fácil en la vida virtual, pero hemos perdido el arte de las relaciones sociales
y la amistad»,«Es estéril y peligroso creer que uno domina el mundo entero
gracias a Internet cuando no se tiene la cultura suficiente que permite filtrar
la información buena de la mala.»
Para concluir. Quien se acerque con rigor al
pensamiento de Bauman no encontrará ni las clarificadoras aportaciones que
hiciera Jacques Lacan a la ciencia de la subjetividad, a las ciencias sociales
y políticas, a la economía, a la medicina, a la psicología, a las Humanidades
y, en definitiva, a la posibilidad de un nuevo paradigma epistemológico.
Tampoco encontrarán sus lectores aportaciones significativas a la cultura como
las de sus contemporáneos Roland Barthes en Crítica y verdad (1966),
Jean Baudrillard en La sociedad de consumo. Sus mitos, sus estructuras
(1970), Gilles Deleuze en El Anti-Edipo (1972), escrita conjuntamente
con Félix Guattari, Jean-François Lyotard en La condición posmoderna
(1979), Gilles Lipovetsky en L'Ère du vide: essais sur
l'individualismecontemporain (1983), Gianni Vattimo en El pensamiento
débil (1983), Francis Fukuyama en El fin de la Historia y el último
hombre (1992) o Alain Badiou en El ser y el acontecimiento (1999),
entre otros.
Lloret de Mar, enero de 2017
José Miguel Pueyo
El porvenir de la religión (Herder, 2016),
de Salvador Giner
Salvador Giner, sociólogo y jurista |
Sigmund Freud fue el primero en advertir las
características estructurales de la perversión, cuestión clínica cuya
importancia aquí es de primer orden, dado que determina buena parte del
despropósito que constituye El porvenir de la religión, (Herder, 2016),
escrito por Salvador Giner (Barcelona, 1934). Esta cuestión esencial y fundamental,
que puede leerse en cada una de las 160 páginas de este libro que nada aporta a
la cultura y menos aún a su dilucidación, no ha podido ser reconocida por quien
ha sido profesor en las universidades británicas de Cambridge, Reading,
Lancaster y West London, catedrático en la de Barcelona y presidente del
Institut d'Estudis Catalans hasta el 2013, pese a haber dedicado toda una vida
al estudio y la docencia. Por otra parte, que el sr. Antonio Pita diga en su
reseña, publicada en El País el pasado 27 de diciembre, que Salvador Giner es
uno de los máximos referentes de la sociología en España solo puede obedecer a
la ignorancia del firmante (cualquiera sabe que el sr. Giner no tiene la
enjundia de otros sociólogos españoles como el albaceteño Manuel Castells Oliván
(Hellín, Albacete, España, 9 de febrero de 1942), quien es profesor
universitario de Sociología y de Urbanismo en la Universidad de California en
Berkeley, así como director del Internet Interdisciplinary Institute en la
Universidad Abierta de Cataluña y presidente del consejo académico de Next
International Business School, el galardonado con el Premio Príncipe de
Asturias de Ciencias Sociales en 1987 Juan José Linz Storch de Gracia (Bonn,
Alemania, 24 de diciembre de 1926 - New Haven, 1 de octubre de 2013), quien fue
profesor de ciencia política en la Universidad de Yale, o Vicenç Navarro López
(Gironella, 1 de noviembre de 1937), Catedrático de Ciencias Políticas y
Sociales en la Universidad Pompeu Fabra y profesor en la Universidad Johns
Hopkins de Baltimore, entre otros), y/o a los intereses espurios del marketing,
cuestiones no ajenas a la ausencia de filtros éticos y epistemológicos del
periódico que más ejemplares distribuye en nuestro país.
En primer lugar, a nadie mínimamente formado en
estas cuestiones se le escapa que el título del libro es una mal disimulada
adaptación del título de la conocida obra del padre del psicoanálisisSigmund
Freud Die ZukunfteinerIllusion, El porvenir de una ilusión, publicada en
1927.
Si el sr. Salvador Giner hubiese leído, y
comprendido, las tesis que Freud allí planteó, probablemente hubiese hecho algo
mejor que pretender superarlo con la vieja e inoperante noción del justo medio
aristotélico, la ideológica concepción de lo que es el ser humano, y la causa,
sentido y función de las producciones del humanismo laico y los datos
estadísticos y demográficos, elementos que, por otra parte, le han impedido
presentar en qué consiste la posmodernidad en la que vivimos, la
hipermodernidad que se vislumbra, y el impacto del discurso capitalista
neoliberal-cientifista que caracteriza nuestra época en la subjetividad de las
personas, aspectos estructurales que sí darían luz a las preguntas que el
título del ensayo suscitan y que sí se plantean y desarrollan en el último libro
del Dr. José Miguel PueyoLa otra escena de la corrupción. Familia y sociedad
en el destino personal: Jordi Pujol i Soley.
Pero no satisfecho aún con haber plagiado mal a
Freud, quien acertadamente afirmó en El porvenir de una ilusión que
llegaría un momento en que la ciencia sustituiría a la religión, y que cuando
ese momento llegara no haría falta el psicoanálisis, porque el sujeto como lo
conocemos aún hoy desaparecería, afirma que el primer psicoanalista se
equivocó, pues «el mundo será cada vez más secular, pero el fin de las
religiones augurado por Marx, Freud o Schopenhauer es una quimera, un
pensamiento basado en el desconocimiento del ser humano. El más primitivo homo
sapiens fue también homo religiosus.» Ignora, el sr. Giner, por un
lado, que Freud se refería a los ideales científicos que en la actualidad
defienden los acólitos del transhumanismo y el neohumanismo, denunciando que
cuando esos ideales se materializaran habría un solo amo que gozaría de toda la
plusvalía producida por los demás seres, esclavos sin pensamiento, eso sí,
mejorados genética y biotecnológicamente, y, por otro lado, que proponer
ideales, sean estos religiosos o los del humanismo laico que Giner abandera, no
sirven para resolver los problemas que suele dar el inconsciente si uno no se
psicoanaliza, o, retomando una expresión de Lacan, que las ideologías son
impotentes respecto a lo real del goce que atormenta a los seres humanos desde
el origen de los tiempos. En otras palabras, la quimera o ilusión de Giner no
es otra que confiar en las bondades de la identificación a los ideales
humanistas laicos en la conformación del ser y el atemperamiento de los excesos
de las pasiones, y en la represión de los síntomas mediante esa misma operación
identificatoria para resolver los problemas de un ser caracterizado por la
falta-a-ser. Es decir, lo que aporta Giner en este libro es más de lo mismo, y
contrastadamente inoperante, de lo que podemos encontrar en las diversas
propuestas morales y de filosofía práctica que conforman buena parte de la
historia de la cultura.
Huelga subrayar, para mejor comprender de lo que
se trata, que todas las propuestas espirituales, religiosas y de la filosofía
práctica constituyen justo lo contrario al discurso del psicoanalista, discurso
cuyo carácter subversivo posibilita la desalienación respecto a los
significantes amo y la pulsión de muerte que sostienen a los síntomas de los
que padece-gozan el-al ser humano, por fundamentarse en la
ética-del-bien-decir-del-síntoma. Por estos y otros motivos, el discurso del
psicoanalista es el único discurso que permite al sujeto del malestar en la
cultura disolver los síntomas psíquicos y psicosomáticos que describe la
psicopatología, y el sufrimiento ligado a ellos, y que ese mismo sujeto
advierta, también, su implicación en lo que se queja y la falta-a-ser que lo
caracteriza, condiciones sine qua non para vivir una vida digna, la del
deseo, desde ese nuevo posicionamiento subjetivo, ético y responsable,
individual y socialmente.
Si se hace un análisis pormenorizado de El
porvenir de la religión, no se puede eludir la crítica que su autor hace a
Michel Onfray, quien como es sabido ha alcanzado el reconocimiento mediático
gracias, en gran medida, a Freud: el crepúsculo de un ídolo (2010),
donde con total ausencia de rigor ético y epistemológico pretende ir más allá
que el padre del psicoanálisis. Con su juicio sobre la producción del filósofo
francés, el sr. Giner disimula mal la envidia de éxito que éste ha alcanzado
mediante su también fallida pretensión de superar al primer psicoanalista,
operación que corrobora el deseo perverso que anima su producción intelectual.
Es asimismo destacable la profunda
desorientación intelectual, y la poca comprensión del mundo y la historia de
este sociólogo español, ya que sin empacho afirma que «el islam siempre ha
tenido una relación muy difícil con el capitalismo.» No sabemos si se refiere a
los ideales del ISIS o DAESH, al atentado terrorista del 11-S perpetrado por
Bin Laden y sus acólitos, a la sentencia «quien monopoliza es pecador» narrada
por Muslim, AbûDâwûd y At-Tirmidhî en Los dichos del Profeta, a la
crítica a la usura, como explicó el profesor Abû Al-A‘lâ Al Mawdûdî en su libro
La Usura, o a las palabras del Corán (S. Corán C. 89: Al Fatir: 18-21)
según las cuales «No, lo que ocurre es que no honráis al huérfano. Ni os
alentáis mutuamente a dar de comer a los pobres, y devoráis la herencia del
pobre; amáis la riqueza con amor excesivo.»
Lo que sí queda manifiestamente claro es que el
sr. Giner no cumple con el cometido que se le supone a su profesión, pues a la
equivocada, parcial y confusa concepción de la realidad que podemos leer en el
libro que hoy me he propuesto analizar, hay que añadirle las omisiones en las
que, consciente o inconscientemente, incurre, pues no explica, entre las muchas
cosas que al respecto se deberían explicar, que la filosofía económica del
Islam quiere ser científica, disciplinada sin ser demasiado restrictiva, y
permite la posesión privada y la empresa privada. Tampoco parece merecer la atención
del sr. Giner la importancia geopolítica y económica de la Organización de
Países Árabes Exportadores de Petróleo (u OAPEC, por sus siglas en
inglés),organización multilateral que coordina políticas energéticas entre
naciones árabes, ni la trascendencia en la economía mundial de las operaciones
realizadas por fondos de inversión como El Abu Dhabi Investment Authority
(ADIA), la InvestmentCorporation of Dubai, la Qatar Investment Authority o la
Kuwait Investment Authority.
Para terminar, es dable recordar que quien se
califica a sí mismo como «laicista y republicano, pero sin ira» nada aporta en El
porvenir de la religión al esclarecimiento de la génesis, sentido y función
de la monarquía, los nacionalismos en la época de la globalización neoliberal,
del auge de las religiones y la espiritualidad en algunos países del llamado
primer mundo, ni de los fundamentalismos como el yihadismo, síntomas del Otro
sociocultural y político que podemos leer mejor, y sobre todo más acorde con la
verdad como causa que enuncian, desde un posicionamiento ajeno a la ideología y
la impostura gracias a los descubrimientos de Freud, actualizados y
desarrollados en la enseñanza del psicoanalista parisino Dr. Jacques
Lacan.
Pero lo que planteo, claro está, implica saber
leer, lo cual no es nada sencillo, como demostró el Dr. Pueyo en la conferencia
Lectura, lectores y psicoanálisis. La lectura y la subjectividad, pronunciada
en Palafrugell el pasado 16 de diciembre, y que, de la peor manera, confirma en
esta ocasión, para desgracia de los lectores inadvertidos, Salvador Giner.