A propósito de François Hollande.
(De los arrebatos de la pulsión)
La falta-a-ser que
caracteriza al sujeto humano no es sin el deseo de repararla, esto es, sin el
deseo de obturar esa falta ontológica del ser, y, por lo mismo, de lo que se
trata es de recuperar el goce-Todo.
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Cabe señalar que hacerse el hombre siendo infiel
no es algo infrecuente en la historia del sujeto humano. Y, por otra parte, lo
que se conoce como hazañas sexuales, denuncian la aspiración de algunas
personas al goce del protopadre, esto es, al deseo de deleitarse con lo que
disfrutó el padre de la horda primitiva (urvater) del que habla Freud en
Tótem y tabú, 1913: de todas las mujeres. Cierto es que «el pollo un día sí y
otro también puede cansar», pero ese fastidio no debe hacernos olvidar que
entre las causas de la infidelidad se encuentra la perpetua hambre de nuevos
objetos que caracteriza al deseo humano, insatisfacción a la que, como se sabe,
se refirió asimismo Freud.
Se mantiene que los pactos están para romperlos.
Quizá sí. Pero existen pactos consentidos, pactos que hacen de la infidelidad
erótico-genital un modo de preservar la fidelidad del vínculo afectivo-amoroso con
la pareja habitual, y, por ende, de la monogamia. Y es que en las cosas del
amor cada casa en un mundo, circunstancia que no significa que el amor adolezca
de aspectos estructurales, y, por consiguiente, de carácter general.
Mas lo que hoy me propongo destacar es que uno
siempre es infiel. La infidelidad a la que me refiero, es, además de lo
apuntado y por extraño que pueda parecer, la condición de la salud psíquica. En
efecto, uno es infiel antes que a una eventualidad que se nos cruza por la
calle, como suele decirse, a una relación estructural, desconocida y natural en
el ser humano: somos infieles a nuestro primer amor, a nuestra mamá. Y, por
otra parte, la mamá debe frustrarnos de su amor, debe sernos infiel en tanto
que la salud implica salir del primer vínculo afectivo, de la alienación al
Otro primigenio que ella encarna.
Quizá cabe recordar que la condición de la
separación-ruptura de ese vínculo narcisista es la Función-del-Padre, una
operación que se conoce desde Freud como castración simbólica. Por
consiguiente, el primer des/pecho de la criatura humana es fecundo. Tanto más
porque nos permite que el antiguo amor y el deseo confluyan en uno nuevo, en un
nuevo amor, en el paternaire, que, como es dable imaginar, es una
suplencia de La Mujer (mamá), y, por lo tanto, se trata de una mujer que como
no-toda sustituye en nuestro ánimo a la mujer-toda que fue la mamá.
De la mamá perdida para siempre al nuevo amor, o
sea, el camino hacia la suplencia del primer amor, y sin entrar aquí en más
pormenores, ilustra de porqué podemos estar insatisfechos con el nuevo amor,
con la nueva mujer, que, por decirlo así, no es la original. En ocasiones, es
el narcisismo herido, tanto más por el qué dirán de la hombría, el que puede
dar lugar al terrible pasaje al acto de la llamada violencia de género. Pero si
hay algo a no olvidar es que por un déficit de la socializadora
Función-del-Padre, algunas personas siguen pensando de alguna manera que la
madre es una puta. Sí, una puta, ¡pues acaso no me abandonó por otro, acaso no
se acostaba y me echaba de su cama cuando estaba aquel individuo que decía ser
mi padre!, alguien podría decir.
El fallo de esa funda-mental función, es decir,
la castración/separación no solucionada en el inconsciente (instancia psíquica
que determina cuanto hacemos, pensamos y deseamos), conduce habitualmente a una
persona a degradar a la mujer, degradación que responde lógicamente a la
antigua actitud de mamá hacia su hijo; y tampoco es infrecuente que el hombre
escinda la vida sexual, siendo la dimensión afectiva la que suele corresponder
a la esposa, mientras que las fantasías erótico-sexuales son las que se
realizan con la amante, tal como magistralmente lo expuso Freud en Sobre la
más generalizada degradación de la vida amorosa, 1912.
En resumen, la infidelidad es del orden de lo
Real (objeto a: y por para siempre perdido causa del deseo), del mismo modo que
el nuevo amor es una suplencia (objeto i(a): imaginario de aquel objeto perdido
para siempre, o si se quiere la plusvalía del mismo), y, por tanto, un objeto
de la mera realidad.
Los estudios de genética dicen otra cosa.
Algunos de sus agentes se sostendrían sin el menor rubor que el caso del
Monsieur Hollande verifica el estudio del Instituto sueco de Karolinska, en
Estocolmo. Y es que los investigadores de ese Instituto Científico han
concluido que los hombres son más fieles cuando carecen de una variante de un
gen que influye en la actividad del cerebro. Así, los portadores del alelo 334
(presente en el 40 % de los sujetos estudiados) eran más remisos al matrimonio,
más dados a romperlo, más propensos a la infidelidad y sus relaciones solían
conllevar un menor grado de satisfacción de sus parejas.
José Miguel Pueyo.
Blanes, 19 enero de 2014.
La primera dama francesa
abandona el hospital tras ocho días ingresada. Valérie
Trierweiler se instala en una residencia presidencial en Versalles tras el
escándalo por el romance de Hollande.
EFE París
18 ENE
2014
La primera dama francesa, Valérie
Trierweiler, abandonó este sábado el hospital parisiense en el que fue
ingresada hace ocho días tras la publicación en una revista del corazón de que
su compañero sentimental, François Hollande, mantiene un romance con una
actriz, indicó su gabinete. Trierwiler salió del hospital Pitié-Salpêtrière sobre las
15.30, hora local, y se dirigió a la residencia oficial presidencial de La
Lanterne, cercana al palacio de Versalles, a las afueras de París, según
adelantó la radio RTL. Allí guardará varios días de reposo, agrega la edición
digital de la revista Paris Match, donde trabaja la primera dama como
periodista.
Valéire Trierweiler |
Pocas horas después de abandonar el hospital,
Trierweiler en la que dijo estar "muy emocionada" por los
mensajes que recibió deseando su restablecimiento. Era el primer mensaje
enviado por la primera dama, muy adepta a esta red social, desde la
felicitación de año nuevo del pasado día 1. La
información de su salida del hospital se produce mientras el presidente francés
se encuentra de viaje a Tulle, en el centro del país, ciudad rural donde fue
cargo electo durante años antes de su llegada al Elíseo. La pareja sentimental de Hollande fue hospitalizada el
pasado viernes afectada por una crisis de ansiedad, después de que la revista
sensacionalista Closer publicara un reportaje fotográfico con el que
pretendía demostrar que el presidente francés mantiene un romance con la actriz
Julie Gayet.
En este tiempo, Hollande solo ha acudido en una ocasión a visitarla, el pasado jueves, encuentro en el que ambos acordaron darse un tiempo para clarificar su situación, según Le Parisien.
El presidente no ha desmentido la información de Closer y se ha limitado a deplorar que se publiquen asuntos de su vida privada. En la multitudinaria conferencia de prensa que dio el pasado jueves, Hollande afirmó que clarificará su situación personal antes del viaje oficial que efectuará a Estados Unidos el mes próximo.
En este tiempo, Hollande solo ha acudido en una ocasión a visitarla, el pasado jueves, encuentro en el que ambos acordaron darse un tiempo para clarificar su situación, según Le Parisien.
El presidente no ha desmentido la información de Closer y se ha limitado a deplorar que se publiquen asuntos de su vida privada. En la multitudinaria conferencia de prensa que dio el pasado jueves, Hollande afirmó que clarificará su situación personal antes del viaje oficial que efectuará a Estados Unidos el mes próximo.
José Miguel Pueyo
Dominique Strauss-Kahn
Cuantos
males de cabeza hubiese evitado el psicoanálisis a Strauss-Kahn. Y, por
supuesto, no sólo a él, pues en nuestro país hemos tenido y tenemos personas,
sin duda enfermas, que han erosionado las arcas públicas y privadas por su mala
cabeza, como habitualmente se dice. Llama la atención que los asesores de uno y
de otros no les asesorasen, por lo que se advierte, como debían en virtud de su
condición. Quizá todo sea cosa de cultura, en primer lugar la cultura de los
asesores, déficit que pasa una amarga factura a quien, paradójicamente, los
tiene en nómina.